No puedo empezar a hablar aquí, sin dar las gracias a quién se ha acordado de mí en estos momentos.
Lo normal es que cuando estás entrenando, que sales en los medios, que tu cara se ve, tu voz se oye, te llamen para este tipos de actos, lo difícil y lo que es de agradecer es que te llamen cuando estas sin trabajar, aunque también es cierto que es cuando es más fácil es poder acudir.
Imagino que cuando la Corporación Municipal ha pensado en mi persona, habrá tenido en cuenta mis 27 años como Entrenador Profesional y también como es lógico mi vinculación con Laguna de Duero.
Aquí viven y muy bien por cierto, mis tres hermanas, con sus ya, propias familias y mis padres, hace ya muchos años que decidieron instalarse aquí y desde luego viéndoles, mal no les ha ido.
Dicho todo esto y haciendo un pequeño repaso a mi trayectoria deportiva de la que es imposible abstraer la importancia de mis padres en ella, les diré que soy hijo de una familia de clase media, que estudie en un Colegio Publico, el Ponce de León de Valladolid y que desde muy joven he tenido una gran vocación deportiva, como espectador con mi padre, pues mis primeros recuerdos son de un recién inaugurado Pabellón Huerta del Rey y del Viejo Estadio Zorrilla
y como practicante, que les voy a contar, mi madre me “apuntaba” como se decía antes, a todo aquello que a ella le sonaba bien, así probé, la natación (mucha agua), el voleibol (poco contacto), el balonmano y el judo (demasiado contacto), el futbol (que ha día de hoy sigue siendo una de mis pasiones), y por fin el baloncesto, con el que me sentía plenamente identificado, reunía todo aquello que a mí me gustaba de verdad, era mi pasión, mi vocación y con el paso de esos tempranos años me empezó a tirar incluso más que jugar, el dirigir a los que jugaban, (rarito que es uno).
Así que, empecé a entrenar a un grupo de niñas del Colegio de la edad de mi hermana Cristina, me gustó, poco a poco fue subiendo el nivel y me plantee que como mi carrera de jugador tras el propio Ponce, Lourdes, y Delicias no prometía mucho, me intenté centrar en aprender a ser entrenador.
En 1985, Entrenando en el Colegio Lourdes surgió la posibilidad de dar un salto muy grande, Mario Pesquera, de aquellas Entrenador del Fórum Filatélico, quería un “aprendiz” con ganas de trabajar, casi no cobrar y muchas ganas de aprender, mis amigos Luis Moratinos y Javier Alonso dieron mi nombre y tras una entrevista de la que sólo con recordarla me tiemblan las piernas, ahí estaba yo, en un banquillo ACB con apenas 18 años.
Y así empezó todo, seguí entrenando en Categorías inferiores, a la vez que aprendía de los mejores Profesores, con 20 años me fui al Juver de Murcia, luego a Palencia, a Vitoria, a Burgos, a Murcia otra vez y de vuelta a Valladolid para debutar en 1997 como primer entrenador de un Fórum que de aquellas estaba último de la Liga.
Fue todo rodado y nos salvamos con una segunda vuelta casi perfecta, el Club decidió tras aquello, fichar a otro Entrenador y yo meses después me fui a Lugo, al Breogán.
Permanecer en el cargo Cinco temporadas seguidas, es mucho para un Entrenador, tras Ascender a la ACB y asentar el Club, traslado a Tenerife, otro Ascenso, luego a Lérida, de nuevo a Valladolid con muchos claro-oscuros y de nuevo en Lugo, otros tres años.
Sin duda el poder repetir en sitios donde has estado, supone el reconocimiento de que has dejado cierta huella positiva para que se vuelvan a acordar de ti.
El periplo termina en Orense, mi último (de momento) Club.
Como Profesor de la Escuela Nacional de Entrenadores desde hace 18 años, intento transmitir en mis clases, no solo conocimientos y experiencias, sino la pasión por mi deporte.
A nivel de Selección, he sido Seleccionador Nacional Sub-20, Universitario y del Equipo Nacional B, he participado en tres Mundiales, dos Europeos, una Universiada, unos Juegos Mediterráneos, la verdad es, que los que han tenido la suerte de defender a su País, de la manera que sea, entenderán el orgullo con que les cuento esto.
Actualmente como Seleccionador de la República de Centroáfrica desempeño una labor en la que la palabra futuro supone un reto difícil de pronunciar.
Disputar este verano la Copa de África ha sido una experiencia, primero de vida y luego deportiva que jamás podre olvidar, me ha recordado algunos valores que por desgracia empiezan a estar en deshuso entre nuestros jóvenes, la educación, el respeto, la SANA competitividad, valorar lo poco que tienen.
Haciéndome dar cuenta en definitiva lo cierto del dicho “no es mas rico el que mas tiene, sino el que menos necesita”.
También ha habido malos momentos, ceses, impagos, traslados, la actual inactividad, pero el deporte consigue aparcar las malas experiencias en una parte muy escondida de tu memoria.
En los buenos y en los malos momentos ha estado siempre mi familia, mi mujer y mis hijas siempre han querido acompañarme haya donde fuera, sin su respaldo hubiera sido imposible esta aventura de vida que tengo.
Desde este escenario, veo al Alcalde Minguela y no puedo olvidar aquellas faltas al borde del área, donde temblaban las barreras y que eran casi gol, veo a Malú y recuerdo su imagen anotando en un patio de Colegio, ya daba igual la temperatura que hiciera.
Me reconforta pensar, que a ellos el deporte, como a mí,
como lo será para muchos de los que están hoy aquí, les ha servido para formarse en muchos aspectos que no se enseñan ni en casa ni en el Colegio.
Yo, que me siento un afortunado por el trabajo que elegí, también lo soy porque lo que era mi pasión de niño, pasó a ser mi vocación de adolescente y con el paso de los años mi Profesión.
Os animo a seguir con vuestra vocación, a alimentar vuestra ilusión y pasión por el deporte, pero nunca penséis que será vuestra Profesión.
Muchas gracias.
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